lunes, 22 de septiembre de 2014

"La sociedad de coste marginal cero", de Jeremy Rifkin (2014)

Resumen: "La sociedad de coste marginal cero", de Jeremy Rifkin (2014)


El link del resumen original y actualizado está en:


El autor del resumen es E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, industrialización, sociedad digital, Internet



Título: "La sociedad de coste marginal cero"

Subtítulo: El internet de las cosas

Título original: "The Zero Marginal Cost Society"

Autor:  Jeremy Rifkin

Editorial en inglés: Palgrave McMillan

Fecha de publicación: 2014

Editorial en español:  Espasa Libros, Paidós

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Biografía oficial del autor (hasta 2014)

Jeremy Rifkin es uno de los pensadores sociales más célebres de nuestra época. Es asesor de la Unión Europea y de diversos jefes de estado de todo el mundo. Es profesor del Programa de Formación Ejecutiva de la Wharton School, en la Universidad de Pensilvania, donde imparte docencia a consejeros delegados y altos ejecutivos sobre las nuevas tendencias en ciencia, tecnología, economía y sociedad.
Es autor de diversas obras que han sido traducidas a 35 idiomas y obtenido una extraordinaria acogida entre los lectores de todo el mundo, Entre ellas se cuentan La Tercera Revolución Industrial, El sueño europeo, La economía del hidrógeno, El fin del trabajo, La civilización empática, El siglo de la biotecnología y La era del acceso, publicadas en castellano por Paidós.

Para más información visite http://www.FOET.org

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Texto de la solapa:

"En La sociedad de coste marginal cero, Jeremy Rifkin nos relata la aparición de un sistema económico nuevo en la escena mundial, el procomún colaborativo, el primer paradigma económico que ha arraigado desde la aparición del capitalismo y el socialismo a principios del siglo XIX. Según Rifkin, este nuevo sistema está transformando la manera de organizar nuestra vida ecónomica ofreciendo la posibilidad de democratizar la economía mundial, reducir las diferencias en los ingresos y crear una sociedad más sostenible desde un punto de vista ecológico.

En 2011, Jeremy Rifkin publicó La Tercera Revolución Industrial. Su visión de una era económica poscarbono sostenible ha sido refrendada por Naciones Unidas y por la Unión Europea y ha sido adoptada por dirigentes mundiales como la canciller alemana Ángela Merkel, el presidente francés François Hollande o el premier chino Li Keqiang.

En este nuevo y provocador libro Rifkin nos explica cómo la convergencia de Internet de las comunicaciones, el Internet de la energía y el Internet de la logística ha dado lugar al Internet de las cosas (IdC), un espacio en que la productividad se incrementa hasta tal punto que el coste marginal de producción de muchos bienes y servicios es prácticamente nulo, permitiendo que se puedan ofrecer de manera gratuita y que dejen de estar sometidos a las fuerzas del mercado.

El fenómeno del coste marginal cero está dando lugar a una economía híbrida en la cual centenares de millones de personas, los "prosumidores" se conectan en la naciente IdC creando y compartiendo su información, su esparcimiento, su energía limpia y sus productos impresos en 3D con un coste marginal casi nulo. También comparten automóviles, viviendas, prendas de vestir y otros artículos mediante redes sociales, sistemas de alquiler, asociaciones de redistribución y cooperativas, con un coste marginal pequeño o casi nulo. Cada vez más estudiantes se matriculan en cursos abiertos y masivos por Internet (Massive Open Online Courses, MOOC) que funcionan con un coste marginal cercano a cero. Muchos jóvenes emprendedores sociales recurren al micromecenazgo para financiar la creación de empresas y crear monedas alternativas en la incipiente economía de compartir. En este mundo nuevo, el capital social es tan importante como el capital financiero, la libertad de acceso triunfa sobre la propiedad, la sostenibilidad desbanca al consumismo, la cooperación sustituye a la competencia y el "valor de cambio" del mercado capitalista es sustituido progresivamente por el "valor de compartición" del procomún colaborativo.

Para Rifkin, el capitalismo seguirá existiendo pero desempeñará un papel cada vez menos especializado y señala, sobre todo, que estamos entrando en un mundo que, en parte, se encuentra  más allá de los mercados, en el que aprendemos a convivir en un procomún colaborativo mundial cada vez más interdependiente.

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ÍNDICE

1. El gran cambio de paradigma; del capitalismo de mercado al procomún colaborativo

Primera parte

La historia no contada del capitalismo

2. Los cercamientos europeos y el nacimiento de la economía de mercado

3. El cortejo entre capitalismo y la integración vertical

4. La naturaleza humana vista desde el capitalismo

Segunda parte

La sociedad de coste marginal casi cero

5. Productividad extrema, Internet de las cosas y energía gratuita

6. Impresión en 3D: de la producción para las masas a la producción de las masas

7. Los MOOC y la formación del coste marginal cero

8. El último trabajador

9. El auge del prosumidor y la creación de la economía inteligente


Tercera parte

El auge del procomún colaborativo

10. La comedia del procomún

11. Los "colaboracionistas" se preparan para la lucha

12. La pugna por definir y controlar la infraestructura inteligente

Cuarta parte

Capital social y economía del compartir

13. De la propiedad al derecho de acceso

14. Microfinanciar el capital social, democratizar la moneda

Quinta parte

15. La cornucopia sostenible

16. Vivir en la biosfera

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Comentarios y resumen:

Hay que destacar que Rifkin ofrece una explicación de la larga duración de la crisis o la Gran Recesión del 2008 que ya va por su sexto año. Sostiene que la economía de Internet necesita menos puestos de trabajo (o aún no se han reordenado ni absorbido los nuevos empleos que podría generar) y que por lo tanto estamos ante una revolución industrial que necesita reestructurar el trabajo. No hay crecimiento del PIB porque Internet no lo hace crecer sino disminuir (menos paquetes y correo postal que entregar, menos libros que imprimir y menos árboles que cortar, menos discos en CD que vender...) porque Internet genera un importante ahorro de costes (sobre todo de transporte). Este es el segundo autor, junto a Niño Becerra, que atribuye la crisis del 2008 a factores estructurales de la economía.

Rifkin sigue la senda de Christensen sobre "Lo gratis", libro en el que ya se establece por qué Internet tiende a ser gratis: porque la elevada competencia (gente que sube música, libros, etc...) rebaja los precios a lo mínimo, al coste marginal cero.
La pregunta es si esto es una nueva economía alternativa al capitalismo o es una faceta de él, campos donde la producción es muy barata y masiva. Porque si bien whatsapp es gratis alguien tiene que pagar la línea, el ADSL, por tanto Internet no es gratis, cuesta 20 euros al mes por la tarifa plana de conexión. Es decir, el negocio de Internet no está en usar los servicios sino en pagar por tener acceso a Internet, algo que bien saben las operadoras telefónicas.
Otro concepto que usa Rifkin es el de "prosumidor", que nos retrotrae los libros "La tercera ola" y "La revolución de la riqueza" de Alvin Toffler donde explica en qué consiste ser un prosumidor (en vez de contratar a un retratista, retocar tú mismo tus fotos en Photoshop, en vez de comprar un mueble montado, montarlo tú). Para Toffler el prosumidor es un trabajador que en su tiempo libre se sobrecarga con más trabajo (digitalizar y retocar las fotos, montar tus muebles, etc...) sin obtener una reducción significativa de los costes. Y es más, dice Toffler, el prosumidor tendrá aún más trabajo extra cuando todo el mundo tenga una impresora 3D en su casa.
La visión de Rifkin es más positiva porque entiende que hay una nueva economía basada en la colaboración entre los ciudadanos (el típico cópiame esta cassette y yo te paso otra), que se ve amplificada por las redes sociales. Esto está fuera del mercado, no tiene precio y no se puede cuantificar ni incluir en el PIB aunque genere riqueza.

Los primeros capítulos del libro son de corte histórico.

En el segundo capítulo relata que en la sociedad feudal no existía el individualismo sino que se convivía en una comunidad jerarquizada y organizada por vínculos de responsabilidad y fidelidad. Así el rey estaba en la cúspide y servía al resto de la pirámide, lo mismo que el obispo, el caballero o el siervo. Los campesinos pagaban un alquiler por las tierras y el señor no los podía echar de ellas. El sistema feudal duró 700 años. También destaca que a partir del siglo XII hubo un cambio energético al incorporarse masivamente el uso de molinos de agua y luego de viento, que generaron el cuádruple de producción que la manual. Fue un cambio decisivo. [nota del lector: efectivamente, el autor de La palanca de la riqueza, explica cómo esta energía hidráulica despertó a la Edad Media de su letargo].

Hay una cuestión que se debe resaltar y es que los tecnológos atribuían el esfuerzo y la organización el 14% del aumento de la productivad. El 86% se supo luego que se debía a la termodinámica, es decir, a la energía. Así, es de esperar que la productividad se dispare si se introduce un cambio en el suministro de energía (por ejemplo, pasar del molino de agua a la máquina de vapor, o de esta al petróleo o la electricidad).

Posteriormente, analiza la transición de la sociedad feudal a la mercantil y luego la capitalista. El primer hecho destacable es la división de la tierra comunal en parcelas para criar ovejas, productoras de lana, que a su vez era elaborada en batanes impulsados por energía hidráulica. Es el primer síntoma de que la propiedad comunal se convierte en privada y supone un desplazamiento de los campesinos sin tierras hacia las ciudades. Por otra parte, los gremios pierden fuerza y los dueños de los telares empiezan a contratar a campesiones más baratos. Finalmente, surge la figura del "trabajador libre", que ya no era dueño de sus herramientas sino que pertenecían al dueño del taller. A medida que la sofistificación de las máquinas aumenta, ningún trabajador podrá tener dinero suficiente para comprarse su propio telar (lo cual no es cierto, pues en el siglo XIX un campesino medio acomodado podía tener una tejedora automática).

Pero el gran cambio hacia el capitalismo se produce en el siglo XIX con el éxito de la máquina de vapor y la multimillonaria inversión en ferrocarriles. La suma necesaria para crear estas redes es tan enorme que se deben crear sociedades anónimas. Para reducir gastos, los ferrocarriles se integran verticalmente: compran minas de carbón para garantizarse el suministro, adquieren factorías de hierro para tender las vías, etc... Para dirigir estos complejos será necesaria una burocracia jerarquizada y eficiente. El mismo modelo se seguirá con la industria del petróleo, con la integración de los pozos, la compra de otras compañías, la instalación de refinerías y oleoductos, etc... Estos modelos centralizados reducen costes y maximizan la producción. Finalmente, la industria eléctrica y la de las telecomunicaciones (teléfonos, telégrafos, correos) corre otro proceso de concentración e incluso de nacionalización.

Sin embargo, ya desde 1873, la industria empieza a incorporar la energía eléctrica, que maximizará aún más la producción. Rifkin dice que Ford nunca hubiese podido montar sus talleres de la cadena de montaje si no hubiese contado con un suministro continuo de energía eléctrica en 1900. La industria moderna solo se puede explicar por su uso de la electricidad. Tanto el petróleo como la electricidad dieron paso a la Segunda Revolución Industrial que obligó a construir presas, autopistas, viviendas en el extrarradio cerca de las salidas de las autopistas... Todo ello generó un gran crecimiento desde los años 50.

Finalmente, Rifkin dice que a finales de 1990, se agotó el sistema de la Segunda Revolución Industrial al construirse todas las autopistas que eran necesarias. Por otra parte, los combustibles fósiles aumentaron mucho de precio y cada vez se han vuelto más escasos. El sistema dio todo de sí.

¿Por dónde puede venir el crecimiento? Nuevamente, hay que buscar un tipo de energía más eficiente que las anteriores. La solución, dice Rifkin, sería montar la llamada Internet de las Cosas (IdC), una red inteligente basada en redes colaborativas que comparten la energía eléctrica generada en sistemas alternativos como el sol, el viento, etc... Esto hará que el precio de la energía se desplome hasta casi cero en los próximos años. [nota del lector: me da a mí que no]. Se basa en la llamada Ley de Moore, que dice que cada dos años se duplica la potencia de un microchip, por lo que aumenta su capacidad de megabits a la vez que se reduce su precio hasta casi valer cero. Lo mismo ocurriría con el precio de Internet o de las redes eléctricas basadas en el Internet de las Cosas.

Rifkin pasa a examinar después los avances de las impresoras 3D, que ya son capaces de fundir arena para generar vidrio, cortar chapa o levantar el muro de una casa, o incluso fabricar módulos lunares en el polo sur de la Luna aprovechando el polvo de dicho satélite. La idea para que sea sostenible es que debe alimentarse con materiales de su entorno para ahorrar los costes de transporte. Todas estas ideas provienen de una filosofía "hacker" de "global y local" que se basa en la eficiencia y en la colaboración en red. Rifkin recuerda que las fábricas de Ford no eran precisamente eficientes sino que perdían mucho tiempo en fases intermedias y que aún así superaban todo lo anterior y construyeron millones de coches, eso sí todos de color negro.

Lo que sostiene el autor es que estas impresoras 3D, capaces de construir las piezas de un coche eléctrico, no serán operativas sino cuentan a su vez con una red eficiente de energía renovable y local. Cita ejemplos de cómo India sufrió un apagón que afectó a 700 millones de personas y que una pequeña aldea conservó la luz porque disponía de minicentrales generadoras de electricidad que funcionaba con paneles solares.

Asegura que la mayoría de los países, incluido Estados Unidos, aún viven inmersos en la Segunda Revolución Industrial y que solo Alemania está cumpliendo los objetivos para convertir su red electrica en renovable (al menos, para generar entre el 23 y el 35%  de su electricidad).

Otra de las cuestiones que aborda es el conflicto entre propiedad privada y el procomún (los bienes comunitarios, como las sendas, el derecho a pescar en los ríos...). Rifkin dice que el capitalismo ha arañado parcelas de los bienes comunales (primero cercaron los montes, luego patentaron los inventos y se creó la propiedad privada en los libros y música, también se comercializó el espectro de frecuencias de la radio, la televisión y el teléfono, luego se intentó lo mismo con la informática y con el código genético de plantas y seres vivos). De ahí que surgiesen movimientos a favor del "software" libre o la recopilación de todas las semillas del mundo en un "bunker" de Noruega, para evitar la concentración en manos privadas para hacer beneficio con algo que es de toda la Humanidad.

Rifkin también hace otra aportación y es su análisis sobre la liberalización emprendida por Reagan y Tatcher para aliviar al Estado de su pesada carga, por lo que ambos políticos iniciaron una revolución liberal que desmanteló el Estado y vendieron o subastaron sus compañías públicas aéreas, telefónicas, industriales en aras a una mejor eficiencia de mercado. Fue una operación rápida en la que estuvieron compinchados compañías y Gobiernos y que dejó a los ciudadanos sin capacidad de reacción. Solo a partir de las siguientes décadas se comprendió el problema que había generado la desmantelación de bienes públicos.

Rifkin replica que lo que ha ocurrido es que espacios públicos como las ondas herzianas, que eran de todos, ahora, como consecuencia de una feroz competencia, han acabado en manos de una o dos gigantescas compañías casi monopolísticas (pensemos en el imperio de las comunicaciones de Murdoch) que concentran todo el espectro en sus manos y tienen gran capacidad para influir en los Gobiernos, más debilitados y sin apenas competencias. Lo que era público ha pasado a manos privadas que son las que controlan ahora antiguos espacios públicos como en su día vallaron los campos que eran mancomunados. No solo ocurre en los medios de comunicación sino en Internet, donde dos o tres gigantescas compañías, y cita a  Google, Facebook y otras, controlan la mayor parte del mercado. La mera idea de dar wifi gratis a todo el mundo, como si fuese otro bien común, choca con los intereses de las grandes operadoras. Vemos que hay una contradicción entre el beneficio y el interés común pero, según dice,

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RESEÑAS DE OTROS AUTORES AL LIBRO

 "Capitalismo Big Tech", de Evgeny Morozov (2018)

Resumen original y actualizado del libro:
https://evpitasociologia.blogspot.com/2019/01/capitalismo-big-tech-de-evgeny-morozov.html

En el centro político, Jeremy Rifkin cree que la aparición de Internet de las Cosas promoverá la aparición de productos y servicios producidos a un coste marginal cero, lo que alterará de forma considerable la economía de los acuerdos comerciales y señalará el comienzo de un futuro descentralizado, humano y amigable con el medio ambiente.

En todos los casos, el autor duda que aunque en la nueva sociedad del capitalismo Big Tech no domine la lógica de la acumulación de capital, tampoco habrá el nirvana igualitario, ecológico y poscapitalista que esperan Mason, Rifkin o Kurzweil.

"Rebelarse vende", de Joseph Heath y Andrew Potter (2004)

Resumen: "Rebelarse vende", de Joseph Heath y Andrew Potter (2004)


Link original y actualizado del resumen en:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/09/rebelarse-vende-de-joseph-heath-y.html

Por E.V.Pita (2014), licenciado en Sociología y Derecho

Sociología, contracultura, cultura, cultura de masas, industria cultural

Título: "Rebelarse vende"
Subtítulo: El negocio de la contracultura

Título original: The Rebel Sell, Why the Culture Can't Be Jammed

Autores: Joseph Heath y Andrew Potter

Fecha de publicación en inglés: 2004

Editorial en español: Santillana Ediciones Generales SL, 2005

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Biografía oficial de los autores (hasta 2005):

Joseph Heath es profesor de filosofía en la Universidad de Toronto. Es autor de dos libros: The Efficient Society - best seller en la revista Maclean y en Globe and Mail y seleccionado por Globe como uno de los mejores libros del 2001 - y Communicative Action and Rational Choice.

Andrew Potter es investigador en el Centre de recherche en éthique de l'Université de Montreal (Creum), Ha publicado en The National Post, Ottawa Citizen y The Wilson Quarterly y forma parte del consejo de redacción de THIS Magazine.

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Texto de la contraportada del libro:

"La contracultura ha sustituido casi completamente al socialismo como base del pensamiento político radical, Así pues, si la contracultura es un mito, entonces ha inducido a error a un gran número de gente, con incalculables consecuencias políticas".

Asegurada la polémica tanto con los partidarios de No Logo de Naomi Klein como con sus opositores, Joseph Heath y Andrew Potter destrozan el mito que sigue dominando el pensamiento político, económico y cultural en el que se basan tanto el movimiento antiglobalización como el feminismo y el ecologismo. Estos jóvenes profesores canadienses defienden que las décadas de rebelión contracultural no sólo no han servido para nada sino que han resultado contraproducentes para los fines que pretendían alcanzar. Nos hemos acostumbrado tanto a los ataques de la derecha contra la contracultura que cuesta imaginar cómo sería una crítica desde la izquierda.

En una narración de gran alcance en la que se mezclan la historia de la cultura pop, el manifiesto político y el análisis social, este libro se detiene en el nacimiento de la contracultura, en su espíritu contrario a las normas, en la rebelión como signo de diferenciación y el nacimiento del consumidor rebelde, en los cazatendencias, y en cómo reconciliarse con la masificación y transformar a los consumidores en ciudadanos.

Con sorprendente claridad, en "Rebelarse vende" se reivindica, desde la crítica contracultural, la necesidad de preocuparse más por cuestiones de justicia social y abandonar las posturas rebeldes para lograr auténticos avances sociales.

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ÍNDICE

Primera parte

1. El nacimiento de la contracultura

¿Quién mató a Kurt Cobain? Fetichismo de la mercancía y hegemonía cultural. El fascismo y el nacimiento de la sociedad de masas. La sombra de Auschtwitz. El lavado de cerebro. Los experimentos de Milgram. Conformismo y malestar social. Regreso a Plesantville. Tecnocracia. Teoría de la asimilación. La cultura como sistema de control absoluto.

2. Freud en California

La psicología popular y el ello ingobernable. El trastorno de personalidad autoritaria. El modelo de cerebro "olla a presión". El malestar en la cultura. Historia de la buena educación. La gran síntesis de Herbert Marcuse. American Beauty. Determinismo cultural. Expansión de la conciencia y cultura de las drogas.

3. Ser normal

¿Por qué necesitamos normas? El anarquismo como programa político. El dilema del preso. Desviación y disensión. Freud frente a Hobbes. La violencia como problema profundo superficial. El teléfono rojo y la carrera armamentística. Las normas nuestras de cada día, La imposición de las normas y el pecado capital de la contracultura.

4. Me odio a mí mismo y quiero comprar

El dinero no da la felicidad. Baudrillard, el consumismo y el "problema" de la superproducción. La publicidad usada para fomentar el deseo. La ley de Say. El consumo competitivo. Thorstein Veblen da en el clavo. Los bienes posicionales. Distinción y criterio estético según Bourdieu. La rebeldía como signo de distinción. Nacimiento del consumidor rebelde.

5. La rebeldía radical.
El manifiesto de Unambomber. La idealización del comportamiento delictivo. La matanza de Columbine y la "cultura del miedo". El mito de la enfermedad mental. El asedio contra la razón. La Disinformation Company. Un estilo demasiado radical para ser popular. El autocontrol del consumo. La vida sencilla y la paradoja del antimaterialismo.


Segunda parte

6. Uniformes y uniformidad

Nuestro futuro al estilo Star Trek. El lenguaje de la moda. El uniforme total. La vanidad corporativa. El traje de franela gris. La moda contracultural como negocio. La sociedad descolarizada y el uniforme colegial. La confusión que producen las marcas.

7. Cuando el trepa quiere ser "cool"

El esencialismo "cool" y el fascismo "cool". Lo auténtico frente a lo carca. La jerarquía social y el rango. Lo burgués contra lo bohemio. El declive del prestigio y el auge del trabajo "cool". La "nueva economía" del espacio. El consumidor mensajero. La molesta persecución publicitaria. La mafia de la marca. La frágil individualidad. El marketing vírico. Unas recomendaciones prácticas.

8. La cocacolonización

Levittown y el chalé del extrarradio. Las ventajas de la estandarización. Los mercados del "todo o nada". Las economías de escala y las preferencias del consumidor. La franquicia y la McDonalización. El individuo aleatorio como ideal contracultural. La americanización. La globalización y la emergencia de la diversidad uniforme. El imperio.

9. Gracias, India

La busca del Otro. La fantasía y el exotismo. La simplicidad voluntaria. El zen y la síntesis Oriente-Occidente. Los peces de colores y la sopa de aleta de tiburón. El nativo postmoderno. Viajeros y turistas. En busca de la "trastienda". El escapismo competitivo. La playa. La medicina alternativa.

10. La nave Tierra.

La Masa Crítica. La ley de la tecnología. Menos es más y la consiguiente tecnología. La ciberlibertad y el correo basura. ¿Papel o plástico? La comida lenta. Ecología superficial y ecología profunda. Más Matrix. El ecologismo superficial y la externalidad negativa.

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Comentarios y resumen:

Los autores parten de la base de que la contracultura nunca estuvo en contra del "sistema" o el capitalismo sino que forma parte de él porque los alternativos buscan otro tipo de consumo diferenciador, individualista, que los distinga de la masa. Recuerdan que los "hippies" de los 70 fueron los "yuppìes" de los 80, lo que tiene una fácil explicación porque eran el mismo tipo de consumidor que aborrecía la cultura y moda gris de los 50. Pero recalcan que dejarse el pelo largo y ponerse camisas floreadas no es un desafío al sistema sino una invitación a los fabricantes para atender la creciente demanda de camisas horteras. Los "hippies" estarían integrados desde siempre en el sistema y nunca lo pusieron en peligro. De hecho, la moda hippy pronto se extendió, como luego lo hizo el "punk", el "gótico", el "skater" o el "hip-hop", asimilados por la cultura popular. De hecho, ¿qué puede haber de rebelde en correr por las calles con un monopatín? Los fabricantes pronto vieron un nicho de mercado para los jóvenes "rebeldes". Lo mismo sucedió con los productos ecológicos, que lejos de desafiar el complejo agroindustrial generaron toda una industria de bioalimentos saludables, una nueva opción para el consumidor. Nadie se fue a vivir al campo sino que esos productos orgánicos los encontró fácilmente en el supermercado de la esquina de su casa.

Heath y Potter dicen que las tendencias contraculturales lo enredan todo con ideas como "vamos a repensar todo con mayor profundidad" sin llegar a nada mientras que la sociedad democrática va poco a poco hallando soluciones a los grandes problemas sociales que tiene sobre la mesa: libertades civiles de los afroamericanos en los años 60, por ejemplo, o la creación de viviendas sociales, mediante la "reforma" de algunas leyes que no supusieron un cambio radical. Dicen que los movimientos radicales obreros nunca triunfaron porque los obreros estaban aliados con los dueños de las fábricas y solo querían pequeñas reformas como un aumento salarial o la reducción de la jornada.

Analizan películas como American Beauty (el marido que se vuelve un crío y acaba mal) o El club de la lucha donde el rebelde hablan de personajes que no suponen un verdadero desafío y que, de todos modos, sufren un destino violento por parte de los derechistas. Hay como una especie de "recado" a los contraculturales, una moraleja que satisface a las productoras de Hollywood y al público.

Los autores cuestionan a intelectuales de la izquierda, a los que ridiculizan por sus poses en pipa, porque se centraron en cuestiones "profundas" y no fueron a lo más sencillo que era cambiar un par de leyes para mejorar la situación de las mujeres y otros colectivos marginales [nota del lector: esto me recuerda otro libro La Tercera Vía que critica precisamente que en los últimos años las críticas ideológicas se han centrado en mejorar la suerte de estas minorías y no en abordar cambios profundos en el sistema]. 




"Fans, blogueros y videojuegos", de Henry Jenkins (2006)

Resumen: "Fans, blogueros y videojuegos", de Henry Jenkins (2006)


Link del resumen original y actualizado:
http://evpitasociologia.blogspot.com/2014/09/fans-blogueros-y-videojuegos-de-henry.html

Sociología, cultura de masas, mass media, redes sociales, cultura participativa, fans

Autor del resumen: E.V.Pita, licenciado en Sociología y Derecho

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Título: "Fans, blogueros y videojuegos"
Subtítulo: La cultura de la colaboración

Título original: Fans, bloggers and gammers, exploring participatory culture

Autor: Henry Henkins

Fecha de publicación: 2006 

Editorial en inglés: New York University Press

Editorial en español: Ediciones Paidós Ibérica (2009)

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Biografía oficial del autor (hasta 2009):

Henry Jenkins ocupa la Cátedra DeFlorz de Humanidades y es fundador y director del Programa de Estudios Mediáticos Comparados del MIT. Es autor o editor de once libros, entre los que destaca Convergence Culture: la cultura de la convergencia de los medios de comunicación, publicado por Paidós.

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Texto de la contraportada:

"Henry Jenkins, uno de los pioneros en el estudio de la cultura participativa en la red, aborda la influencia de los fans y los consumidores en los éxitos de las franquicias mediáticas y otros fenómenos de la cultura popular.

Los trabajos de Henry Jenkins a principios de la década de los 90 promovieron la idea de que los fans figuran entre los consumidores más activos, creativos, críticamente comprometidos y socialmente concectados de la cultura popular, y que representan la vanguardia de una nueva relación con los medios de comunicación de masas. Aunque marginales y en buena medida invisibles en su momento para el público en general, los productores y anunciantes mediáticos, por no mencionar los investigadores y los fans, dan por sentada en la actualidad la idea de que el éxito de una franquicia mediática depende de la implicación y participación de los fans.

Partiendo de una entrevista sobre el estado actual de los estudios sobre los fans, este volumen recorre las principales cuestiones teóricas y metodológicas de este campo de investigación. Describe asimismo el crecimiento de la cultura participativa en la red, presenta el blogging como la ilustración tal vez más poderosa del impacto de la participación de los consumidores sobre los medios dominantes y debate las implicaciones de las políticas públicas en torno a la participación y la propiedad intelectual".

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ÍNDICE

Primera parte: el mundo de los fans

1. Extractos de Matt Hills entrevista a Henry Jenkins

2. Star Trek repuesta, reinterpretada y reescrita: la escritura de los fans como caza furtiva textual

3. El normal interés femenino en las relaciones s***  entre hombres: "Extractos de Terra Nostra Underground y Strange Bedfellows.

4. Fuera del armario y dentro del universo: los h***. y Star Trek
Con John Campbell

Segunda parte: digitalizándolos

5. ¿Disfrutáis haciéndonos sentir estúpidos a los demás?: alt.tv twinpeaks, el autor embaucador y la pericia del espectador

6. ¿Audiencias interactivas? La "inteligencia colectiva" de los fans mediáticos

7. Cosmpolitismo pop: cartografiando los flujos culturales en una era de convergencia mediática

8. Amor en línea

9. ¡Todos a los blogs!

10. Una red de seguridad

Tercera parte: más allá de Col***

11. El profesor Jenkins va a Washington

12. A continuación... Emboscada en Donahue

13. La guerra entre efectos y significados: replanteamiento del debate sobre la v***. en los videojuegos

14. El Col*** ch***: cómo una tragedia encendió la mecha de los temores del gobierno c***... a la cultura juvenil y a Internet

15. "Los monstruos de al lado": diálogo entre un padre y su hijo sobre "Buffy", el pánico moral y las diferencias generacionales.

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Comentarios y resumen:

El interés de este libro es que Jenkins descubre la importancia de la cultura de los fans y de los subproductos que crean inspirándose en la serie original. Explica en qué funciona el "slash", que es una rama creada de los fans donde escriben sus fantasías e***, o abordan desde el punto de vista de los sentimientos, las relaciones de los personajes de su serie favorita. El ejemplo más claro es el de Star Trek, que ha generado todo un subgénero de novelas de "slash" que circulan entre los fans y que nadie va a publicar por problemas de propiedad intelectual con los creadores de la serie y la productora. Pero aún así la presión de los fans ha conseguido que en la serie aparezca una mujer con rango de mando y han intentado que también haya personajes h***. aunque, como relata Jenkins, la productora esquivó esta petición (al menos hasta el 2006, cuando se publicó este libro).

La creación de foros, antes por carta y ahora por Internet, ha abierto un nuevo mundo cultural en la que los fans participan sin esperar ningún beneficio a cambio salvo la gratificación de ampliar los relatos de sus protagonistas favoritos.